SANTIAGO MILLAS (LEÓN)

Este municipio es muy curioso porque está dividido en dos de forma muy divertida (Véase el mapa). En una de las partes encontramos Santiago Millas propiamente dicho y en la otra lo que denominan Santiago Millas (barrio de abajo). En medio se sitúan otros ayuntamientos (y eso en un palmo de terreno).

(extraído de www.dipuleon.es).
Está situado a unos 10 kms de Astorga cogiendo la carretera LE-133.

Los dos pueblos son preciosos. Primero nos acercamos al más próximo a la carretera general. Allí hay grandes explanadas y calles anchas donde se puede aparcar la autocaravana sin problemas.
Las casas están restauradas al estilo rústico y se respira también una enorme tranquilidad.
Un detalle bonito.
Muy típico en las casas es pintar puertas y ventanas en colores verdes o azules intensos.





La plaza de la Laguna (creo recordar que se llamaba así) tiene una inscripción con los nombres de todos los vecinos que participaron en su reforma.

La iglesia del pueblo.

Más casas rehabilitadas (todas siguiendo patrones más o menos similares). En la tercera de esta serie de fotos se pueden apreciar unos ladrillos en forma de espiga a modo decorativo y que aparecían en algunas viviendas.








Una casa de turismo rural. Nos colamos discretamente por la puerta entreabierta.
CASA CAMARGA

La casa museo.
Caminamos hacia la ermita que está un poco alejada del pueblo. El día es frío, lluvioso y gris pero parece que se aguanta.


…Finalmente decidimos acercarnos al barrio. Aún quedaban sorpresas. Muy recomendable.
Como final de esta primera parte del relato decir que yo cariñosamente (que nadie se me ofenda) acabé llamando al pueblo “Santi Gomillas” .
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Este último fin de semana decidimos volver a la Maragatería, tierra que nos encanta, y regresamos a Santiago Millas. La otra vez con esto del puente de la Constitución y sin reserva, no pudimos comer el famoso cocido maragato. Os recomiendo la casa Lucinio. Por un precio bastante razonable puedes degustar este menú típico de la gastronomía leonesa y rematarlo con unas buenas natillas caseras.
Al salir hicimos unas fotos del patio interior muy cuidado. Algo similar a lo que sería el recinto cerrado de una casa maragata. Tiene mucho encanto y debe ser muy refrescante, en los calurosos veranos, recogerse debajo de estas piedras.




El día estaba espectacular y nos dió una nueva dimensión de las calles, del pueblo en general y de los paisajes.



La primavera estaba entrando con fuerza.
Como anécdota, al pasar por una de las calles nos encontramos con un señor muy amable que nos invitó a visitar el patio de su casa maragata y nos contó que toda la vida estuvo confeccionando alfombras y mantas de lana que luego vendía por las ferias de León y Galicia. Entre risas nos hablaba de como llegaba a conseguir las figuras geométricas, de como teñía la lana y que era lo más adecuado para vender en una zona u otra, a gusto del cliente, en función del color de lo confeccionado. Nos decía, por ejemplo que alfombras grises con tonos negros se vendían en Ponferrada (tierra minera y del carbón). Hacía auténticas preciosidades.

Para rematar nos mostró un telar de más de 200 años de antigüedad, funcionando perfectamente y sin ningún tipo de motor. Todo a base de poleas. ¡Increíble!. Es lo que aparece en las dos siguientes fotografías. Margot hacía de ayudanta.

El Sr. Paco (así se llamaba) aquí mostrando otros utensilios de tejer. La verdad es que pasamos un muy buen rato con esta persona, con una lucidez encomiable a sus 84 años.
Ya nos íbamos pero quisimos fotografiar algunos paisajes.
La ermita con el Monte Teleno nevado, al fondo a la izquierda.

Y finalmente una instantánea del pueblo. Seguro que volveremos porque nos encanta...